viernes, marzo 31, 2006

Noche Oscura

En la incoherencia nocturna batallaba contra cientos de colores diferentes que me perseguían y querían confundirme con su incoherencia, peleaba contra mis sombras que no quieren dejarme levantar de esta cama de enfermo. Asustado por mis propios desvaríos sudaba, una tristeza inmensa se apoderaba de mí mientras pensaba en los días perdidos, en los besos nunca dados, en los cuerpos nunca conocidos, en los caminos nunca recorridos. Preso de un dolor impresionante, por un dolor que no me dejaba caminar, ni estar de pie peleaba contra recuerdos de lo que eran otras épocas, y trataba de darme optimismo en medio de este mar de “todo sigue igual”. En medio de pesadillas y efectos secundarios de medicinas para el sueño contemplaba la playa de arenas negras, y mares contaminados, contemplaba que el tiempo es inexorable, que te atrapa y no te deja en paz, y que luego de un tiempo te enferma, te consume, te mata. Las negras nubes de la noche me enseñaban como estamos cerrados en nosotros mismos, como somos un territorio en pie de guerra, o al menos, en pie de amar de una manera violenta y sanguinaria.

En la noche me decía a mi mismo con voz lacónica “mañana será otro día”. Al otro día había otra noche, más vengativa, más enfurecida, una noche parecida a mis días. Entre delirios sudorosos declaré la guerra, hice la paz, hice el amor con musas solitarias que siempre tengo en mi mente, deseé fuertemente tenerlas cerca y ganarle una batalla a esta vida tan parecida a mis pesadillas.

domingo, marzo 05, 2006

Vivir al este del Edén




Ha sido un tema frecuente en este blog el hecho de ser adulto, la dificultad de crecer y la complejidad que viene al ser mayor. Hoy quiero compartir ciertas reflexiones que me han acompañado en las últimas semanas, respecto al punto de crecer.

Estas semanas he tenido muchísimo trabajo, muchos retos, tensión, stress y una carga inmensa de ansiedad por rendir, por ser eficiente, efectivo, lógico, con un buen grado de sentido común y, sobre todo, competente. En esas cosas siento que me rompo, que me quiebro, que algo en mí dice “no más, quiero seguir siendo el que era antes, más cómodo, más relajado, sin tantos afanes, compromisos y deberes”. En el momento en que se tiene un trabajo cuesta mucho empezar a sacrificar tiempo personal para proteger un trabajo que uno cree es el indicado. No creo en eso de que si a uno le gusta lo que hace entonces la toma suave y no se da cuenta de lo complicado que es. Eso se me hace una gran mentira. Precisamente creo que cuando uno está en lo que le gusta es cuando más dificultades vienen, cuando miles de vocecitas interiores te dicen: “no puedes, no es lo tuyo, no eres lo suficientemente inteligente, apto, competente”. Elegir el camino correcto, siempre es optar por el camino más complicado, más contradictorio, el que más tropiezos tiene, y en el que por alguna extraña intuición uno siente será el más satisfactorio.

En estos días me pregunto yo: ¿la gracia de ser adulto es trabajar como bestia, llegar a casa exhausto, tener una pereza infinita de levantarse a ir a la oficina y pasar la mitad de la vida en el trabajo? Por no hablar de la tensión que supone trabajar, porque ya sea los clientes, los jefes, los empleados, los compañeros, todos te exigen y hasta cierto punto logran joderte la vida laboral y muchas veces la vida personal.

El adulto persigue certezas: económicas (dinero para sobrevivir, independizarse, mantener, gastar, etc), personales (satisfacciones interiores del yo), emocionales (relaciones afectivas complementarias y equilibradas) y laborales (liderazgo, remuneración, reconocimiento). Sin embargo, la realidad más común es: insatisfacción salarial, falta de perspectivas, intensa y visceral soledad emocional, poco reconocimiento y algo que me parece tremendo: una falta absoluta de esperanza, una especie de resignación que arrebata todo intento por ser creativo, diferente, desafiante, original.

Con todo esto en mente, he pensado muy seriamente mi lugar en el mundo, ¿Para qué estoy acá, ahora y en estas circunstancias donde estoy? Muchos aprendizajes he tenido: tener carácter, tomar el control de mi vida (no dejar que otros decidan por mí sino ser yo quien decida y proponga), ser más propositivo que crítico, argumentar para decidir y no solamente decidir y tomarme la vida por caprichos. Saber que soy responsable de otros y no solamente de mí mismo, empezar a usar mi región prefrontal del cerebro para planear mi futuro, mi proyecto de vida, y empezar a tener en claro: QUÉ CARAJOS ES LO QUE QUIERO CON MI VIDA HOY Y DE AQUÍ A DIEZ AÑOS. Eso ha sido algo invaluable de trabajar, esos aprendizajes, unos han sido suaves, y otros con latigazos enormes a mi ego, y a mi impresionante deseo de tomar el camino más fácil y más corto.

En estos momentos mi vida es una larga sucesión de puntos suspensivos que esperan a ver qué pasa, quién o qué los interrumpe con algo de intensa emoción, vertiginosa, de esa que uno sentía cuando era niño, o cuando era adolescente... ser adulto es, generalmente, un estado demasiado aburrido...

Dónde Más Estoy?