lunes, mayo 29, 2006

Un simple sueño



Cansado de su lugar en su lugar en el mundo las últimas noches las pasaba dando vueltas de un lado al otro, sudando, perseguido por todo tipo de paranoias, su trabajo, su casa, sus deudas, sus amigos perdidos por adicción al trabajo sin límites… hasta que llegó el límite, solo y desolado sentía que ya no quedaba más. Pensaba en ella, pensaba en llamarla, pensaba en invitarla a salir nuevamente, pensaba en buscar caminos, salir de su tediosa vida de adulto que no encuentra su puesto en este mundo de cansados de vivir.

Esa noche, a diferencia de las noches de los últimos meses pudo dormir, y soñó. En su sueño se veía muerto, en su propio funeral, es más se veía muriendo, en una clara escena donde su cuerpo volaba por los aires, en un vuelo mortal, en un vuelo de liberación. Se despertó tan tranquilo, con una certeza interior impresionante de que su sueño se haría realidad ese día, ese mismísimo día, ese sería el día de su liberación.

Ese día fue a trabajar, realizó las mismas cosas que siempre hacía, no fue de los que se propuso hacer todo lo que había dejado de hacer en su vida como podrían pensar los demás, no. Hizo lo mismo que siempre hace, lo hizo mejor que nunca. La única diferencia es que cuando la vio la abrazo fuertemente, le dio un enorme beso, le dijo todo lo que tenía en mente decirle, sobre cuánto había aprendido a amar en silencio esa sonrisa triste, que nunca había imaginado poder reír tanto con ella, que la quería profundamente como quizá ella no sabía que la pudieran querer. Le dio un beso inmenso, fue hermosamente correspondido, eso era todo lo que quería como despedida en su último día. Los muchos testigos no incomodaron.

Caminó por ahí... feliz, lleno de ese beso, tan lleno de ella que así, sin mirar a nadie, suspendido en el aire de su propia locura y felicidad, no quizo jamás perder ese instante, perderlo con el paso de los minutos y las horas, de los días y los meses que vuelven al mismo círculo vicioso de no hallarse, de probar cosas que al final se quedan en proyectos, que por tantas cosas propias y ajenas no pueden ser. Deseaba salir de ese sentimiento de desolación, de estar preso de una vida que perdía cada día vértice y horizonte, lleno de gente que lo hacía sentir terriblemente invisible. Con la imagen fija de ella y sus ojos cerrados besándolo, de sus cabellos entre sus dedos, pasó la autopista sin mirar a ningún lado, libre, sin temores, con un deseo inmenso de liberación que un camión hizo realidad. El mejor golpe de su vida.

martes, mayo 23, 2006

El Código Da Vinci



Me ví la tan esperada película El Código Da Vinci. Aunque recorre lugares que pueden ser comunes, y la cadena de situaciones se entrelaza de una manera que es demasiado coincidencial (me niego a creer que en la vida real uno pueda descifrar semejantes misterios en un par de días con una claridad mental como la que muestra Langdon y su tímida compañerita que resulta nada menos y nada más que una descendiente del mismísimo Jesús, una descendiente un poco atolondrada a decir verdad, muy lejana de lo que tuvo que ser su prestigioso antepasado). Sí, es una novela, que se ha fundamentado en cuestionar las ideas y creencias religiosas del cristianismo, en esto sustenta su éxito, en el misterio y el imaginario que todos tenemos de descubrir, cual investigador-semiólogo-intelectualoide que todo es una farsa, una conspiración para controlar, ese es su éxito, el misterio y lo desconocido fundamentado en creencias religiosas. No leí el libro, no se me hace la gran cosa, prefiero las especulaciones filosóficas.

El caso es que me gustó la película porque explora una posibilidad: que el cristianismo esté fundado sobre una farsa y sea perpetuado desde el encubrimiento. ¿Por qué no? Unos responden con fe inquebrantable, otros con dudas razonables, a otros ni la pregunta les parece pertinente. “No creas la verdad”, es el título del más reciente album de Oasis, me gusta mucho ese título, a veces la verdad resulta una inmensa mentira, un gran encubrimiento, una conspiración para el control. ¿Y cómo carajos llega uno a la verdad? Imposible esperar que todo se nos junte, al estilo del “genial tarambanas” de Robert Langdon y la desangelada Sophie, y lleguemos a encontrar el Grial.

El camino a la “verdad” es un camino de certezas personales e inquebrantables, que usted la cree y que a veces no es necesario que otros crean, con que usted las crea con eso basta. La verdad de un esquizofrénico puede ser que la CIA lo persiga y que los extraterrestres le hablen, para una niña puede ser que su novio la ama con toda su vida mientras que “la verdad” es que su novio está con otra, para otros “la verdad” es Buda, para otros Alá, los indígenas adoraban al Sol y a la Luna, los griegos a Zeus y otras divinidades, los romanos a Júpiter y su combo, los egipcios al Sol, en una época se creía que la tierra era plana, que era el centro del universo, que había monstruos al final de la tierra, ¿se ha puesto a pensar que hubo gente que creyó con toda su fuerza que eso era cierto y que se resistió a la fuerza de la evidencia? ¿Se ha puesto a pensar que había gente que adoraba a Set y a Orisis con toda su fuerza y con idéntica fe con la que usted hace oración? ¿Qué tal el cristianismo sea una más de las etapas de la humanidad en búsqueda de la trascendencia y que en unos cientos de años estemos en los libros como una religión antigua? ¿Qué tal en un futuro las religiones del miedo desaparezcan para dar a la luz una nueva espiritualidad, con nuevos sacerdotes, nuevas divinidades, nuevos ritos? ¿Y si solo somos un momento, un instante, un punto en la gran historia del universo, y creemos que con nosotros nace y muere el mundo (el famoso fin del mundo)?

Todo es posible, la mente cree lo que quiere creer, es más, la mente cree lo que se le ha enseñado a creer. ¿Y que tal que el cristianismo o cualquier otra verdad (política, social, whatever) solo sea una ruta neuronal formada por aprendizaje, y que haya otras rutas, otras posibilidades de entender la vida más allá de la muerte, el mal, el bien, la trascendencia y la realidad? La trama del Código Da Vinci no es nada comparada con las pistas que llevan a una certeza personal, no son nada comparadas con lo que puede pasar si muchos dejan de creer “la verdad”.

domingo, mayo 14, 2006

Uno mismo




Siempre he sabido el camino correcto,
sin excepción lo he sabido.
Pero nunca lo he tomado,
era tremendamente dificil

Al Pacino en Scent of a Woman.

Muy frecuentemente decidimos echar culpas de nuestras desgracias, de nuestras falta de oportunidades, de nuestra situación. Le echamos la culpa a lo que está a mano, al Dios en el que se cree, al gobierno, a la familia tan desafortunada que nos tocó, a una que otra persona que nos rompió el corazón. Creo que, aunque sea difícil de ver, el destino personal está en nuestras manos, en cada una de las situaciones hay un factor de control que podemos ejercer, y que nos permite emprender o desistir de una decisión. Cuando medito en las cosas que a veces pasan, en las tristezas o fracasos, siempre veo que hubo un momento, una fracción de segundo donde la decisión pasó por mis manos, y en ellas tuve la opción de hacer o de dejar de hacer. La responsabilidad personal es una idea complicada, porque nos muestra que somos nosotros los responsables de lo que sucede en nuestra vida, que es uno mismo el que tiene el poder de creer o de temer, de odiar o querer, siempre existe una oportunidad de cambiar las cosas, de retirarse cuando la batalla está perdida, de luchar cuando hay un chance de vencer, de arriesgarse cuando se desea algo. La canción que les comparto hoy es de Tony Vega, y señala lo que quiero comunicar hoy: es uno mismo el responsable de su propia vida, y a veces por quejarnos nos quedamos paralizados y no actuamos para cambiar lo que deberíamos cambiar.


Por que he andado los caminos
y conozco el desafío
comprobé que todo pasa
porque tiene una razón.

Cuando a veces nos cegamos,
fue que no quisimos ver.
El por qué de equivocarnos
casi siempre es aprender.

Como locos damos vuelta
en la rueda de la vida
sin siquiera darnos cuenta
que uno mismo es la quien la gira.

Uno mismo se enreda
y uno mismo se ordena.
Uno mismo se hunde,
Uno mismo se eleva.
Uno mismo se encierra
y se corta las alas.
Uno mismo se enferma
y uno mismo se sana.
Uno se odia, uno mismo se ama…

Solo muy de vez en cuando
descubrimos la verdad.
Cada vez es más difícil
arrancar un antifaz.

Nos volvemos marionetas
en las manos del destino.
Por temor a confrontarnos
ser muñecos preferimos.

Uno mismo se aleja,
uno mismo regresa.
Uno mismo se pierde,
uno mismo se encuentra.
Uno mismo es su suerte,
y más allá de la muerte,
Uno mismo es la niebla,
Uno mismo es la llama.
Uno mismo se enciende,
o uno mismo se apaga.

Dónde Más Estoy?