jueves, julio 27, 2006

Dedicatoria



Sin palabras propias para dedicar... sin aliento, perplejo, abrumado... solo la poesía enorme de Cortazar puede acercarse un poco al sentimiento, que se escapa a la expresión, al sentimiento que sólo se deja tocar, que sólo quiere tocar... como un explorador lleno de curiosidad por tí... donde no hay vacíos, donde todo está lleno de sentido, donde mi camino por tí, mi recorrido por tu paisaje se llena de anotaciones, de notas, de caprichosas referencias a tu naturaleza, hermosa, cautivante e imponente, que me inspira, me rodea, me hace libre y me atrapa...

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
Julio Cortazar

martes, julio 11, 2006

A veces

A veces pienso en lo conveniente de lo que siento por ti. A veces pienso en verte de manera diferente, a veces pienso en volver a lo básico contigo: una simple amistad cómplice. A veces siento la desproporción de quererte tanto, de mi mirada cuando no te das cuenta. A veces me das miedo, a veces una tristeza enorme, a veces me inunda tu risa contagiosa, a veces sueño contigo, te veo a mi lado, caminando por las calles, caminando despacio para disfrutarte, cada instante, cada segundo, cada momento de esos que se me hacen tan cortos cuando apareces, cuando siento un poco más de vida entrando, cuando vale la pena ser y estar cerca, cuando curas mis preocupaciones aún sin saberlas.

A veces en los versos apareces, como punzadas en mi costado, sales delirando sueños, poesía febril en noches de insomnio, y me miras fijamente, y me das la oportunidad de ser franco, y te sales de mis razonamientos y excusas, y estamos libres de nuestras mentes, solo sentimos… eso! solamente sentimos. A veces eres un mar en calma aquí adentro, a veces eres una tormenta llena de rayos y relámpagos que simulan tu mirada, que simulan tu cabello. A veces poderosa, a veces tímida ensoñación.

A veces siento tu perfume rodeándolo todo, llenándome de tu suave olor. A veces siento una enorme distancia, a veces te siento cercana, como si me conocieras de toda la vida. A veces escribo para ti, como esta noche, llena de esa luz que pusiste con tu mirada, llena de tus palabras sabias, medidas, siempre a tiempo. A veces pienso que eres tú quien debe ser, a veces hay enormes silencios inundados de todo lo que tengo que decirte. A veces, solamente a veces, intento dejar pensar en ti, nunca puedo, siempre estás en mi pensamiento, siempre eres mi refugio, el abrazo fuerte, mi momento de consuelo, mi sitio de llegada.

domingo, julio 02, 2006

Salve Rey Lagarto/Hail Lizard King


«Si las puertas de la percepción permanecieran abiertas
aparecería el hombre todo tal cual es, infinito»
William Blake


Hoy 3 de Julio, hace 35 años, muere de un infarto en su apartamento de París el Rey Lagarto. Excesos y una vida escandalosa adornaron su inmenso carácter y su genio. Morrison: el místico poeta sacerdote de los excesos y la rebeldía, el hechicero índio consagrado en el altar de los mass media. La música de Morrison arrulla hoy día a este mundo plagado de conformismo y reglas cada vez más asfixiantes. Irreverencia escandolosa, inquieta indecencia, talento excesivo, lírica profunda, exhibicionismo, autodestrucción, sin duda una personalidad compleja y apabullante. Aquí un pequeño homenaje a su música y a su poesía no por todos conocida.

Estoy perturbado
Inconmensurablemente
Por tus ojos.

Estoy herido
Por la pluma
De tu suave réplica.

El sonido del vidrio
Habla de un rápido
Desdén.
Y oculta
Lo que tus ojos pelean
Por explicar

Jim Morrison (1943-1971)

Dónde Más Estoy?