Una travesura

Tras un breve receso en la creatividad literaria, para dar lugar a la admiración de estrellas del canto, hoy quiero compartir un cuento sobre las travesuras. La verdad no se me ocurren comentarios para introducirlo, creo que habla por sí mismo. Ahora bien, que disfruten el cuento, y espero comentarios...

Esta ha sido la peor noche de mi vida: he visto a papá y a mamá sufrir como nunca. Todo parece un sueño... Cuando mi madre llegó a la casa, dio vueltas por todos lados, hasta que entró a mi cuarto a saludarme, como lo hacía siempre. Yo la esperaba, acurrucado, en la sala, escondido entre el estante y el sofá. Detrás de ella venía papá. Cuando mamá entró a mi cuarto sólo escuche un gritó, agónico, vacío, alucinante. Tuve la tentación de ir a verla, pero no fui capaz. Papá llegó al instante, pues estaba subiendo unas bolsas con compras.
-Nicolás, Nicolás-, gritó mi mamá al escuchar los pasos de mi padre. Ese Nicolás soy yo, pero tenía tanto miedo, me sentía tan confundido que no acudí a su llamado. Papá al oír mi nombre corrió en mi lugar. -Vaya travesura que has hecho!- pensé para mí. Ni Alfredo mi Amanda, mis hermanos mayores se encontraban; por primera vez sentí que necesitaba a ese par de prepotentes. Al fin, me llené de valor, y salí de mi escondite en la sala. Fue un instante eterno, cuando eres culpable de algo sencillamente el tiempo no pasa. En ese momento, por primera vez, me sentí equivocado, sentí que el odio, el resentimiento y la frustración me habían hecho fallar, me sentí el hijo más malo del mundo. Y lo peor es que no me salían lágrimas al ver a mi mamá pasar corriendo, enloquecida, por el corredor, ya no podía llorar al ver a mi padre cargando ese cuerpo sin vida, que sangraba abundantemente, sus manos estaban llevándolo...llevándome...