Epistola

"He Recibido todas tus cartas, pero ninguna ha ejercido sobre mí la impresión de la última. ¿Te parece bien, adorable amiga, escribirme en esos términos? ¿Crees tú, según eso, que mi situación no es bastante cruel, y aumentas mis pesares y conturbas mi espíritu? ¡Qué estilo! ¡Qué sentimientos los que describes! Son fuego y abrasan mi pobre corazón. Mi única… lejos de ti no hay posible alegría; lejos de ti el mundo es un desierto donde me encuentro aislado y sin experimentar la dulzura de la expansión. Tú me has arrebatado más que el alma; tú eres el único pensamiento de mi vida. Si estoy aburrido de tanta baraúnda, si temo alejarme de ellos, si los hombres me repugnan, si estoy cerca de maldecir de la vida, pongo la mano sobre mi corazón, donde palpita tu retrato; le miro, y el amor es para mí la dicha absoluta y todo me sonríe fuera del tiempo en que me veo ausente de mi amada.

¿Por medio de qué arte has sabido cautivar todas mis facultades y concentrar en ti toda mi existencia moral? Vivir para ti, he ahí la historia de mi vida. Hago cuanto puedo para llegar cerca de ti; me muero por correr a tu lado. ¡Insensato! No me doy cuenta que cada vez me alejo más. Ah, mi adorable mujer: yo no sé la suerte que me espera; pero si me aleja de ti por más tiempo, me será insoportable; mi valor no llega a eso. Hubo un tiempo en que yo me enorgullecía de mi energía, y algunas veces, echando una ojeada sobre los males que pudiera reservarme el destino, imaginaba las desdichas más inauditas sin fruncir el ceño, sin sorprenderme. Pero ahora la idea de que tu puedas encontrarte mal, la idea de que puedas estar enferma y, sobre todo, el cruel, el funesto pensamiento de que no me ames, desgarra mi alma, paraliza mi sangre, me deja triste… abatido.

[…] No tengas inquietud. Ámame como tus ojos; pero esto no es bastante; como tú, como más que tú, que tu pensamiento, tu espíritu, tu vida, tu todo… Dulce amiga, perdóname, es que deliro; la naturaleza es débil para aquel que tú amas.

Mil besos ardientes como tú eres fría, fría como la amistad. Amor sin límites y fidelidad a toda prueba. Adios, bella y buena, sin par y divina. Mil besos tiernos."

Esta carta tiene fecha de abril 3 de 1796, fue escrita por Napoleón a Josefina. Expresa tantas cosas que siento, que me parece perfecta… hecha para mí y, sobre todo, hecha para ella.

Escuchando: Sowing the seeds of love – Tears for tears.