miércoles, agosto 30, 2006

Who Am I? I'm Spiderman whoooooooooa!

Your results:
You are Spider-Man

























Spider-Man
60%
Green Lantern
55%
Catwoman
55%
Robin
50%
Hulk
50%
The Flash
50%
Iron Man
40%
Batman
35%
Supergirl
25%
Superman
20%
Wonder Woman
20%
You are intelligent, witty,
a bit geeky and have great
power and responsibility.






Gracias a mi amiga Calila encontré este test, y resulté siendo mi super heroe favorito, Spider man. Me gusta este super héroe porque siempre está rodeado de dilemas, es un poco inseguro en su vida como Peter Parker y porque siempre está batallando contra enormes contradicciones interiores. Es un tipo normal, no es millonario, no es super poderoso, no ha llegado a ser super héroe por un trauma enorme o fruto de resentimiento, es un científico y, a mi criterio, el super héroe más normal de todos en su vida cotidiana, bastante idealista y tremendamente complicado en las cosas más prácticas de la vida.

jueves, agosto 17, 2006

Renunciamiento

No vivimos nunca, sino que esperamos vivir;
y disponiéndonos siempre a ser felices,
es inevitable que no lo seamos nunca.
Blaise Pascal

En este día quiero compartir un poema del cubano Jose Angel Buesa (1910-1982), se llama Poema del Renunciamiento. Me gusta mucho porque es para aquellas personas que no se atreven a decir lo que sienten, por la razón que sea, para aquellos que se tragan las cosas, que no dicen lo que deben decir en el momento, ni nunca, que buscan instantes perfectos que nunca llegarán, que buscan una y mil excusas para justificar sus aplazamientos... y pasan minutos, horas, segundos, y jamás se lanzan al vacío. Para aquellos que aún no han entendido que de lo único que uno debe arrepentirse es de las cosas que no se hicieron. Para todos ellos va este bello poema, sobre todo para mi, también, porsupuesto, para aquellas personas que, inocentes, nunca se enterarán de los tesoros y secretos guardados en lo recóndito de las miradas perdidas.

Pasarás por mi vida sin saber que pasaste,
pasarás en silencio por mi amor y al pasar
fingiré una sonrisa como un dulce contraste
del dolor de quererte... y jamás lo sabrás.

Soñaré con el nácar virginal de tu frente,
soñaré con tus ojos de esmeraldas de mar,
soñaré con tus labios desesperadamente,
soñaré con tus besos... y jamás lo sabrás.

Quizás pases con otro que te diga al oído
esas frases que nadie como yo te dirá
y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,
te amaré más que nunca... y jamás lo sabrás.

Yo te amaré en silencio... como algo inaccesible,
como un sueño que nunca lograré realizar
y el lejano perfume de mi amor imposible
rozará tus cabellos... y jamás lo sabrás.

Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,
-- el tormento infinito que te debo ocultar --
te diré sonriente: "No es nada... ha sido el viento".
Me enjugaré la lágrima... ¡y jamás lo sabrás!

martes, agosto 01, 2006

Paraguas


Una corta bocanada de humo salía por los labios de Alejandro, mientras una lágrima furtiva se escapaba de su ojo izquierdo para rodar por su mejilla y depositarse en sus labios. Su puño izquierdo estaba tenso, apretado, evitando que otras lágrimas acumuladas sobrepasaran la frontera de sus ojos y delataran la rabia. Su mano derecha acariciaba rítmicamente el cabello de Carol. Ella nunca se dio cuenta de la lágrima. Estaba tan sola, tan necesitada de él que no podía percatarse que Alejandro ya lo había descubierto todo: era un simple paraguas en días de lluvia, un paraguas que sacas cuando vas a mojarte, un paraguas que guardas cuando el sol nuevamente asoma, que lo pones a secar y lo tienes listo para cuando vuelva a amenazar una llovizna. Alejandro había descubierto que él era un sitio para escampar solamente, un sitio seguro, un sitio firme pero, al fin y al cabo, un sitio transitorio y terriblemente pasajero. Alejandro quería más, siempre había querido más.

Alejandro era un ambicioso por naturaleza, competitivo, aunque preso de vicios que enturbiaban su mente y hacían pesado su carácter, con ellos podía calmar su alma íntimamente pesimista y triste, su egoísmo y un ego que aparentaba tenerlo todo pero que, en el fondo, tenía muy poco, no tenía a Carol, no la tenía tal y como él la quería: completa, no como un simple momento de pasión, más que un buen rato de sexo loco, lento y eficaz a la madrugada. El sexo entre ellos solucionaba la decadencia que ambos reconocían en lo íntimo de su ser: la decadencia conformista de Carol, la decadente ambición de Alejandro.

No muchos encuentros pasaron antes de que Alejandro empezara a ser preso de las caderas de Carol, de sus piernas asfixiantes, de sus pechos pequeños y firmes, hechos a la medida de sus labios curiosos. Un sábado de septiembre descubrió que el cuerpo de Carol era un hogar para él, que esos pechos jadeantes y erectos alojaban perfectamente su cabeza luego del coito y le hacían hablar de planes y proyectos que siempre la incluían a ella. Alejandro descubrió que aquellas caderas eran lo que lo ataban a la vida, que su sexo estrecho le hacían sentir instantes de felicidad que nunca sentía en su mundo de ejecutivos y números.

Alejandro era cada vez peor por Carol, era peor al saber que ella le consumía la vida, que sólo le tenía el cariño que se tiene por la mascota de la casa, que jamás llegaría a amarle, porque su amor estaba con otro, estaba en un pasado que siempre amenazaba con volver. Alejandro lo sabía y eso lo ataba aún más a sus vicios y a sus deseos locos de atrapar el mundo antes de los 30 años. Por su parte, Carol era peor al lado de Alejandro, la hacía sentirse una mala mujer, por utilizarlo conscientemente para matar a punta de jadeos y posturas esa maldita soledad, ese recuerdo doloroso de aquel chico que la hizo tan feliz pero que nunca entendió su amor inocente, que mató su alma con el amor negado.

Alejandro curó esa lágrima furtiva aspirando profundamente un par de líneas de polvo blanco. Ella esperaría un poco más, hasta tenerlo entre sus piernas y sentir un poco de calma convulsiva en su triste vida. Luego ambos se odiarían un poco más, por no poder ser otros, por no estar con otros, por estar secos y consumidos, por ser cáscaras vacías, por no tener ni puta idea de cómo completarse, cómo escampar de las lluvias torrenciales, cómo protegerse del largo invierno que crujía en sus vidas, como crujen los rayos cuando se acercan a la tierra, sin tocarla, sin involucrarse, sólo iluminándola… sólo un momento.

Dónde Más Estoy?