viernes, agosto 26, 2005

Home Alone

Hay días en que no quiero salir. Días en que quiero estar solo, no porque este deprimido o algo así, son solo días para mi mismo, para alejarme del ruido, para buscar algo de silencio. El silencio tiene muchas virtudes, escucha y confronta demasiado. Sin palabras. Sin hablar nada, es capaz de hacer ver cuántas cosas necesitan atención dentro de uno.

Hoy el silencio es mi aliado. Hoy necesito descubrirme un poco. Digerir cosas que me han puesto a pensar sobre mi vida. Necesito preguntarme. Necesito responderme. Necesito detenerme. De vez en cuando es bueno atenderse a uno mismo, buscar en la ausencia de palabras, en el caminar a solas, los fundamentos, la inspiración, los deseos. Al silencio no debe huirsele, debe buscarsele como a un compañero sabio, como a un consejero, si algo es cierto, es que la mayoría de respuestas las tenemos nosotros, sólo hay que saber mirar profundamente, adentro, sólo hay que sincerarse, bajar las defensas que tenemos hacia nosotros mismos, y hablar. Sin engaños. De frente. Sin rodeos. A veces tememos tanto las verdades que tenemos adentro, esas verdades que en cualquier momento son capaces de hacernos cambiar el rumbo.

Quiero estar solo. Punto. Estar solo también es un buen plan.

lunes, agosto 22, 2005

Cuando


Cuando pensaba en ella solía recordar las tardes tristes, de llovizna suave, en que hacíamos el amor. En que su cuerpo calentaba mi afligido espíritu, contaminado de derrotas, de espejos rotos, de recuerdos atroces de inviernos emparamados de soledades. Cuando pensaba en ella solía escribirla, describirla y pintarla. Tenía un lienzo que todos los días retocaba, hasta hacer de sus atributos rasgos estrambóticos, enormes ojos, enormes tetas, enorme culo, todo era enorme, todo quería que fuera enorme para que no dejara de asombrarme.

Cuando la besaba sentía sus labios dibujando mis labios, sentía su aliento entrar en mi, purificándome, salvándome como cuando das respiración a un ahogado. Sentía su boca ansiosa por comerme, por probarme, por degustarme, por recorrerme. Un beso y yo me alimentaba de su alma, de su ser, de esos ojitos lindos que a veces yo sorprendía abiertos, porque le gustaba mirar mi cara cuando la besaba.

Cuando la tocaba sentía mi mano irse por miles de naturalezas salvajes, agrestes, llenas de la violencia de las primeras veces, en que cada trozo de sus carnes era nuevo, era mil veces nuevo, tenía el poder de la renovación seguido de un siempre inesperado gemido, imponente, suave, callado, absorto, expectante por que esa mano siguiera de largo y se bañara de lo prohibido. Mis dedos tocaban melodías asombrosas en su cuerpo, una música épica, cargada de ternura y sensualidad.

Cuando le hacía el amor desnudaba hasta sus más íntimos, secretos y perversos secretos, con los cuales ella jugaba como una sinvergüenza, escandalizándome con sus montones de ternuras, de indecencias. Me hacía cómplice de sus más prodigiosos delitos y crímenes, sentía la sevicia de una pasión sanguinolenta y ladina, totalmente traicionera, totalmente inesperada, completamente entregada.

Cuando lloraba por ella la maldecía, me deshacía en mis propias lágrimas, pensaba en su rostro, en sus manos, en su brillante y largo cabello, que ella había mutilado y opacado a punta de dolor de tanto pensar en el momento en que nos perdimos irremediablemente… en ese momento en que nos volvimos locos, y nos aniquilamos con tantos besos que pasaron por nuestros labios y siguieron derecho a nuestra alma, quemándola de gusto.

jueves, agosto 18, 2005

Sueño

"El optimismo en nuestra cultura es un acto revolucionario"
En la película Jerry Maguire.

El optimismo es una sensación tan extraña y tan rara de sentir en estos días... A pesar de todo, hay muchas cosas por las cuales dar gracias a la vida, tantas ventajas que se tienen para moverse, para sentir, para ver. Es preciso aprovechar esos pocos instantes en que nuestra mente y nuestro corazón nos permiten ser soñadores, ansiosos por un mejor día, por un mejor futuro. Es preciso aprovechar esos momenticos donde nos permitimos ilusionarnos, empezar de nuevo, y creer que todo puede cambiar, más aún, que todo puede mejorar. Estos días esta canción me resulta precisa:

Oiga mi amigo yo vengo a pedirle un favor.
Regaleme un aguardiente que hoy vengo con pena y dolor...
en esta vida ya nadie respeta un gran soñador.
No sea romantico dicen, las cosas son de otro color.

Me estoy poniendo contento pero es temporal,
Echele trago a esa copa que yo no he parado de hablar.
Es sencillez que se vive y se encuentra la felicidad,
Una guitarra, un amigo y pongamonos a parrandear.

Sueño con canciones que me hagan bailar,
Sueño que no es tarde para comenzar,
Bota ya esa mascara y ponte a cantar,
Sueño que en el cielo yo podré contar lo que era gozar.

Ya no me puedo parar y no quiero ni hablar...
El aguardiente ha cobrado esta noche una victima más.
Hoy es uno de esos dias en que yo no quiero cantar...
Por tomarme algunos tragos nadie me viene a saludar.

Sueño con canciones que me hagan bailar ,
Sueño que no es tarde para comenzar
Bota ya esa mascara y ponte a cantar
Sueño que en el cielo yo podré contar lo que era gozar
.

Escuchando: Sueño - Fonseca.

lunes, agosto 15, 2005

Fantasma

Entre bosques se dibujaba su silueta,
A lo largo de los ríos su voz se escuchaba…
En medio de mis sueños volvía a aparecer.
En mi casa su sombra, su halo fantasmal dormitaba.

En estos días se me apareció un fantasma del pasado. Una vieja silueta que a duras penas reconocí… una sombra que intenté descifrar y que resultó ser un viejo amor, uno de los más importantes. Tímidamente volvió a asomar el rostro, a dibujarse nuevamente en mi paisaje, intentó hablar… aclarar cosas, decir lo hace mucho rato no habló, aquello que en su momento tuvo que haber dicho y no dijo, por prejuicios, por orgullos pendejos.

Vuelve este viejo amor, en forma escondida, dejándose entrever con pistas un poco molestas, vuelve para revolcar un poco las cosas… para asomarse entre mis sueños otra vez, para volver nuevamente a mis letras (a éstas letras) que ya hace rato no escriben sobre ella. Vuelve este fantasma a bailar con el viento, a moverse delante de mí, a llamar nuevamente la atención. Es cierto. El tiempo lo cura todo. Yo ya estoy curado de ella, y no me gusta ser un reincidente.

Aunque su fantasma de vez en cuando vuelva a aparecer, aunque su cuerpo vuelva a tentarme, aunque sus labios vuelvan a embrujarme se que lo nuestro hace mucho tiempo murió, que las heridas aunque sanaron son cicatrices que me recuerdan no volver a tropezar dos veces con la misma piedra. Que sí, hubo detalles hermosos, momentos especiales, cosas que jamás viví con nadie, que con eso me quedo, que no quiero más, que espero que ella sea feliz también, aunque, por lo visto no lo ha sido. A todos nos pasan desgracias. Así es la vida.

Álvaro se va un poco molesto de la escena.
Una deliciosa y cruel frialdad lo embriaga...
Es que una vieja herida empieza a supurar... nuevamente.

jueves, agosto 11, 2005

Cometa

Cuando la cometa comenzó a volar y a elevarse,
empecé a sentir los pies muy ligeros y se levantaron del suelo.
El viento se hizo mi amigo y me abrazó.
Comencé a volar gracias a una brisa amiga,
Y a miles de aves que soportaban mi peso.
Los niños del parque se asombraban,
Al ver a un hombre volar como cometa.
Me sentí libre, dueño de las nubes,
Pleno de un aire, de felicidad, de luz
Aprecié las cosas desde otra perspectiva.
Me asombre de la simplicidad y de la belleza del cielo....
Descubrí que para volar solo hay que creer.
Descubrí que el viento y el cielo son mis cómplices.
Mire a la Tierra... tímida, asomada en verdes y azules.
Observé, y en ella estabas tú, mirándome.
Pensar en ti es lo que me hace llegar más alto,
Me hace volar arriba de mis miedos, de mis tristezas.
Un beso tuyo y volaré.
Dos besos tuyos y llegaré más alto.

Tres besos tuyos y vendrás conmigo al cielo que he visto,
Al cielo que he conocido desde que te vi.

lunes, agosto 08, 2005

¿Quién Sigue?

Hace 60 años se lanzaron dos bombas atómicas contra la población civil.
Fue un acto soberbio del más puro terror.

60 años después el mundo no es ni más seguro, ni más justo.
¿Cuándo volveremos a ver el espectáculo de la energía consumiendo todo a su paso?
¿Dónde estará usted? ¿Dónde estaré yo?
¿Quién dará el primer golpe?
¿Quién y cómo se contraatacará?
¿Quiénes serán las víctimas?
¿Qué filosofía, religión, política o economía justificará el próximo holocausto?
¿Cuál será el pretexto?
¿Cuántas guerras y cuántas vida
s serán necesarias para que unos pocos se hagan más poderosos y más ricos?
¿Qué hará usted? ¿Qué haré yo si ese día (o días)llegan?


jueves, agosto 04, 2005

Cartas

Camila se la pasaba escribiendo cartas. Pequeños ensayos melosos y sensibleros que imaginaban mundos con alguien que aún no existía, inspirándose en personas que alguna vez alcanzaron a rozar su vida. Se la pasaba todo el día escribiéndolas, tenía tanto que decir y casi nadie que la escuchara. Iba guardando sus cartitas en baúles todos perfumados de letras y suspiros sin destinatarios, de sobres de deseos y ansias por encontrar esa figura que siempre había imaginado. En las noches a veces frotaba las cartas contra su sexo, buscando protegerlas, como si en cada una de ellas un espíritu habitara. Hasta cierto punto su soledad siempre fue una mezcla de patetismo y fetiche. Se acostumbró a hacer el amor con su propia soledad: siempre se dejaba penetrar por ella. Le encantaba gemir de pasión por su soledad, deleitarse con su empalagosa lujuria de sombras y siluetas.

La insignificante Camila nunca salió de su casa, siempre estuvo prisionera de sus cartas, siempre esperó a que las personas llegaran a ella. Ni siquiera abría la puerta a miles de carteros que llegaban presurosos a llevar sus cartas a aquellos destinatarios conocidos como “a quien corresponda". Ellos sólo podían ver los inmensos arrumes de cartas que podían adivinarse por las esquinas de las ventanas siempre cerradas, protegidas con pesadas y empolvadas cortinas hechas de telarañas. En el día Camila escribía, en la noche la soledad la poseía con pasión, la amarraba y disfrutaba de su pasividad, era un goce sádico para la soledad, y masoquista para Camila. El sexo entre ellos era fuerza, rabia, en millones de suaves posiciones de contraluz, su soledad derramaba en ella un elixir de inspiración al cual Camila jamás renunció, porque en el fondo sabía que sus letras morirían en manos de aquel a quien ella esperaba, porque siempre creyó que su más grande amor era ella misma, y debía protegerse a costa de lo que fuera. Eso era lo que le proclamaba día y noche su soledad, desde un estrado la soledad proclamaba arengas de autoprotección, de miedos, de prevenciones. Su soledad siempre le repetía que jamás la abandonara porque de lo contrario quedaría dispuesta y vulnerable.

Camila se enamoró de ella misma al espejo, de verse con lágrimas en los ojos, marchita y sin vida, se veía tan frágil que no quería perder esa delicada muerte que a veces asomaba por sus pupilas dilatadas, por tanto escuchar su propio eco todas las mañanas, cuando preparaba el desayuno para dos, para ella y para su exhausto amante la soledad, que siempre desayunaba rápido, para ir a la sala y dictarle esas cartas que ella arrumaba en la casa y guardaba en los baúles. La soledad, terminaba de hacerle el amor todas las noches como de costumbre, en esas noches llenas de tristezas, de deseos de hablar, de deseos de cercanía. Cuando ya notaba que ella estaba dormida, exhausta de tanta pasión solitaria, iba secretamente, abría los baúles y leía esas cartas. Siempre estuvieron dedicadas a su eterna soledad.

lunes, agosto 01, 2005

Sembrando Semillas

Everything is possible
Sowing the seeds of love

Esta es una frase de una famosa canción del grupo Tears for tears, y estos días me dice mucho. A veces nos afanamos por conseguir lo que deseamos, el amor, el trabajo, un gusto particular, un hábito, y las cosas simplemente no llegan o no se dan. Estoy seguro que cuando esto sucede es que no es el momento, o que aún es necesario algún tipo de aprendizaje para llegar a lo que se desea. Muchas veces los sentimientos que acompañan esta urgencia son de desánimo, impaciencia, desilución... porque creemos que hay cosas que definitivamente nunca van a llegar. o que cargamos algún tipo de lastre que impide que lo que deseamos llegue. Esta ansiedad produce dos cosas: abandono por un lado, donde llegamos al punto de renunciar a nuestras ambiciones por otras más modestas, es decir nos conformamos diciendo que simplemente las cosas no eran para uno; por otra parte podemos tomar decisiones impulsivas y apresuradas, orientadas por un engaño mental, que nos lleva a forzar las cosas. Ejemplos hay muchos: personas que entablan una relación aun cuando no están totalmente enamoradas, solo por no estar solas; otros se meten en empleos o negocios de los cuales no tienen certezas o no cumplen sus expectativas.

En este momento viene a mi mente el discurso de Steve Jobs, creador de la Macintoch, Pixar, presidente de Apple, en fin, en la Universidad de Stanford (en este link está todo el discurso), cuando afirmaba que muchas veces las cosas de la vida aparecen como inconexas, sin una aparente relación, pero que sin embargo es en el camino, y solo en visión retrospectiva, que aquellas cosas que parecían no tener importancia cobran un sentido y una finalidad. Steve Jobs cuenta cómo abandonó la universidad y tomó un curso sobre caligrafía, esto parecía un detalle sin importancia, un curso más, pero fue cuando diseño los tipos de letra de la Mac que supo la utilidad de aquel curso de caligrafía que algún día tomó, estos tipos fueron imitados por Windows y ha sido el gran valor agregado de los procesadores de texto. Dice Jobs:

"No pueden conectar los puntos mirando hacia el futuro; solamente pueden conectarlos mirando hacia el pasado. Por lo tanto, tienen que confiar en que los puntos de alguna manera se conectarán en su futuro. Tienen que confiar en algo – su instinto, su destino, su vida, su karma, lo que sea. Esta perspectiva nunca me ha decepcionado, y ha hecho la diferencia en mi vida."

Interesante, ¿verdad? Con esa cita del discurso de Jobs llego al punto que deseo mostrar en este post, y es que es necesario ir sembrando a lo largo del camino, semillas de toda especie, cada uno sabrá qué necesita sembrar: amor, estudio, amigos, y un largo etcétera. La esperanza es que aquello que uno siembra, incluso sin saber qué es, algún día producirá y dará su fruto en aquello que deseamos y ambicionamos para nuestra vida. A veces la ansiedad produce parálisis, esto es, dejamos de perseguir aquello que deseamos, la idea que tengo es que es necesario sembrar, de a pocos, detenerse un poco e ir a pasos, mientras se espera se pueden hacer cosas que en un corto, mediano o largo plazo pueden significar una gran cosecha en el campo de esta vida.

Dónde Más Estoy?