domingo, enero 22, 2006

Ella y el Fantasma - Post de aniversario-

"Amar a alguien es decirle: tu no morirás jamás"
Gabriel Marcel

Siempre que él la miraba a los ojos no veía su propio reflejo: veía al fantasma. A ese fantasma que ella nunca pudo olvidar, a esa persona que llegó mucho antes que él a su vida, y que ella había perdido, pero que conservaba en su corazón, en su alma, en su mirada. El siempre la amó, a pesar del fantasma, a pesar que él sabía que ya otro le había tomado todo el amor inocente y tierno que había en ella, todas sus esperanzas, que la había bebido toda hasta dejarla seca. Ese fantasma la conoció alegre, iluminada, bella. Ahora era una mujer triste, amarga, vestida de luto por ese amor que se fue y que nunca volvería. Para él ella era su verdadero amor aunque ciertamente eso no fuera recíproco. Ella hacía el amor con él con los ojos cerrados, y él sabía que mientras la poseía ella invocaba al fantasma, y lo imaginaba sobre ella, como aquellos días en que ella era la mujer más feliz del mundo, ahora sólo bastaba su pensamiento para que el fantasma llegara, la poseyera y habitara en ella.

¿Por qué llegue tarde a tu vida? Le preguntaba destruido él. ¿Por qué honras a ese fantasma día y noche y no ves mi amor? ¿Por qué aún vistes de negro mostrando tu dolor? ¿Por qué no entierras a tus muertos como yo hice con los míos? Ella lo miraba con los ojos de una madre que ha perdido a su hijo en la guerra, con la mirada de una mujer muy vieja, con mucho dolor, no podía dejar que el fantasma muriera, ya era parte de ella, se habían hecho uno hace mucho tiempo y jamás ella quiso soltar ese lazo que la ataba a él, con eso bastaba, eso le daba un poco de vida, eso era suficiente para soportarse a sí misma. No había nada que hacer. El fantasma estaba en ella y todos los días le recordaba ese inmenso amor que nunca debió terminar. A veces ella sola en su cuarto lloraba y le preguntaba al fantasma: “¿Por qué te fuiste, amor mío? ¿Dónde estás ahora? Ven a mí nuevamente. Vuelve y sigue amándome” En invocaciones como ésta pasaba la noche, hasta que el fantasma llegaba, se hacía al pie de la cama y le recordaba una y otra vez ese gran amor que hubo entre los dos. Hubo ocasiones en que ella podría jurar que sintió sus abrazos y su voz.

Al final él comprendió, y se fue lejos, dejándola con su fantasma. Ella lloró por no poderle dar el amor que él merecía, sabía que era un hombre bueno, pero alguien se le adelantó. No había amor para él, solo para el fantasma, que cada vez pedía más y más, nunca se saciaba, y ella aún era feliz de amarlo, aunque sólo fuera una idea, un recuerdo, un espíritu. Nunca se puede pelear con un fantasma cuando el corazón esta preso en el pasado… y no quiere salir de allí.
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Hoy 22 de Enero Todo Historias cumple un año de existencia virtual. Lo que comenzó como un experimento que no aspiraba a más de dos post, ahora completa 100 post y 1280 comentarios, más de 37.000 visitas, amigos y amigas aquí y allá, y muchos momentos maravillosos para mí y se que para ustedes, queridos lectores. Gracias por venir, por leer y por haber compartido este maravilloso año conmigo.

domingo, enero 15, 2006

Esperanzas Esperantes

Aún no he dado mi mejor beso,
No ha sido sentida mi mejor caricia,
Espera ese beso por tus labios,
Espera esa caricia por tu cuerpo.

No tienen número mis palabras a tus oídos,
Mis pensamientos en tu nombre.
Esperando están por tu regreso,
Por tu venida de la tierra de las no nombradas,
De las que esperan,
De las que buscan.

Espero por tu cuerpo,
Espero por tus besos cargados de soledades,
Espero paciente por tus esperanzas,
Por los rayos de Sol que nos alumbrarán,
Por las lunas que nos recorrerán despacio,
Por los miedos que nos dan la vida.

Espero por ti,
Por esa vida tan soñada de besos que no existen,
De pasiones que esperan guardadas, secretas,
como espíritus errantes buscando reposo.
Paréntesis: Mi reposo eres tu. Fin del paréntesis.
Espero Por lágrimas de alegría y de fe…
De deseos de ser mejor para ti,
De tus deseos de ser mejor para mí.

Te espero desde la tierra de los lápices,
De los cielos de versos no escritos,
De los mares de miradas aún no vistas ni dedicadas.
Te espero desde lo virtual,
Desde ésta inspiración bonita que tu me das.
Desde la vida que no he probado,
Pues aún no hemos hecho el amor.

Te espero sentado en mi silla,
Sólo.
Buscando tu espíritu en tu letra,
Buscando tu sonrisa esencial… alegre… hermosa
Te busco desde una cárcel de fragancias tuyas,
Mirando ese planeta que te dedicaré,
Ese mundo que estoy creando para ti,
Mi mundo que tiene una silla al lado,
Te espero en esas cosas que aún no importan, pero importarán,
Te espero en ese eterno abrazo de bienvenida.

lunes, enero 09, 2006

Círculos Hidro-ilógicos*

No quisieron salir a corretear por las mejillas. No quisieron que las limpiaran pañuelos ni palmas de manos. Asomaron y se quedaron prendidas, mirando a un mundo hostíl, que las secaría hasta la muerte o las tiraría al vacío que hay en el fin del mundo. Decidieron dar media vuelta y volver. Dieron el aviso a la retaguardia y las últimas se giraron, confundidas, sin saber volver al útero lacrimal. La fila de hormigas de agua se adentró en la oscuridad, asustada, esquivando guerreros blancos y escondiéndose de plagas rojas. En su huída rastrearon el olor de sus compañeras, de las otras expediciones, buscaron en la superficie los surcos de su paso, cada vez más profundos. Sus madres, sus hermanas, sus amigas, disparadas al abismo por las penas demasiado grandes para llorarlas. Catapultadas en armas cargadas de silencios y accionadas al bajar la mirada. En su peregrinación de tiempo indeterminado llegaron a ese lugar mítico donde se parte el pecho. A la hondonada de la amargura, entrando en aquel lago de desconsuelo como un torrente, agitando toda la aflicción embalsada allí dentro, formando círculos concéntricos en la superficie del desánimo, haciendo ecos amplificados en la disolución de tristeza. Algunas gotas salpicaron el corazón con una emoción. Otras regaron la mente con un olor. Unas pocas y eficaces rociaron los receptores de la piel con el vestigio de una caricia. Y el dolor dodecaédrico, evaporado desde el estanque de las penas, se condensó sin público en nubarrones de lágrimas, bastardas de la estirpe de los sentimientos.
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*Este post ha sido un generoso comentario que un anónimo que sólo dejó su nombre, Carol, ha dejado en uno de mis post, me ha parecido muy especial como para dejarlo solo como un comentario, por eso hoy lo publico con el debido crédito.

Dónde Más Estoy?