jueves, junio 30, 2005

Quiero Creer

Quiero creer

En tí

que estás allí,
que existes
que vale la pena.
que te importo,
que piensas en mí,
que eres Tú,
que en noches oscuras tú eres la luna.
en tu mirada,
en tus palabras,
que nada es imposible contigo,
que no te irás.
en otra oportunidad,
en otros puntos de vista,
en que puedo con la vida,
en que puedo conmigo mismo.
en esta existencia,
en tu compañía,
en mí mismo,
que me acompañarás,
en muchos momentos contigo,
en que soy muy importante para ti,
en paisajes llenos de tu presencia,
en muchas letras y poemas escritos para ti,
en la fantasía de amarte,
en atardeceres eternos,
en tesoros que descubres en mí,
en países misteriosos que inventamos,
en que no hay cordura,
que la locura me libera,
que yo te libero.
en la inocencia (nuevamente)
en que aún soy capaz de asombrarme...

¿Podrías Ayudarme A Creer?

------------
*Este post lo quiero dedicar a mi amiga Irene, por un especial rato de conversación que me ha inspirado.

lunes, junio 27, 2005

La Chica Poeta

La chica poeta era una niña especial. Cabello largo, no era delgada, con lo cual no quiero decir que era gorda (la verdad es que siempre me han gustado las niñas con gorditos, no con un gordo adentro, lo dejaré en que me gustan las niñas robustas). Esta chica no me atrajo en un primer momento, para nada… me parecía demasiado introvertida para mi gusto, y por qué no decirlo, había algo en ella que me inspiraba competencia, una cierta rivalidad.

En un principio hubo malos tratos de parte y parte. Recuerdo que en el trabajo alguna que otra vez tuvimos que hacer proyectos juntos, me molestaba su aire intelectual, lo sentía como una agresión a mi propio aire intelectual, sus comentarios eran brillantes, y llenos de sensibilidad, siempre me repetía que esos comentarios debieron habérseme ocurrido a mí.

La chica poeta en un momento, no se cuándo, empezó a ser importante para mí. Necesitaba demostrarle mi inteligencia, demostrarle mi sensibilidad, y yo fui quien tomé la iniciativa. La invité a tomar unos vinos calientes, y empezamos a hablar muy frecuentemente, ella empezó a hablarme de poesía, de historia, de filosofía. Eran charlas sólo de esos temas, no llegábamos casi nunca a confidencias personales, o sí lo hacíamos era con pretexto de algún poeta o algún filósofo. El caso es que la chica poeta empezó a despertar en mí el romanticismo, a grados casi cursis, tenía una visión de la vida tan bella, tan radiante, incluso sus depresiones, sus momentos terribles, sus caídas de ánimo (que eran bastante frecuentes) estaban sazonadas con ese saborcito especial de la profundidad que la caracterizaba.

Ella hablaba como loca, yo sólo la escuchaba y decía una que otra cosa… decidí rendirme ante su tremendo espíritu, ante esa claridad emocional y mental. Empezó a contarme de su vida, sus asuntos, los buenos, los malos y los regulares. Siempre le admiré el hecho de ser una mujer enormemente privilegiada, tenía una vida hermosa, su familia, todo era realmente tan positivo, tan luminoso. En esa época estaba yo lleno de melancolías y tristezas, casi como las que tengo hoy, y ella empezó a mostrarme un mundo diferente, el mundo que ella conocía y habitaba y me empezó a gustar , porque su Sol interior era tan luminoso que alcanzaba para iluminar mi vida.

Empezó a invitarme a su casa, ella no era de esta ciudad, por lo cual vivía sola, en un apartaestudio bien pequeñito, pero con unos detalles, que entrar allí era como entrar en un propio universo. Tenía un comedor de cuatro puestos, una salita con sofas y almohadas... Yo le decía que era una casa de muñecas. Empezó a enseñarme a escuchar música que yo no conocía, chillout, blues, jazz, artistas que jamás había escuchado, y que empecé a amar porque ella me enseñó a hacerlo, me enseñó a degustar sus cositas. Luego empezamos a hacer ciclos de cine, francés, latino, asiático, cosas que jamás hubiera visto, y que ella me mostró. Varios días a la semana empezamos a tener esta rutina, bebíamos vino blanco semiseco, charlábamos sobre muchos temas, y descubrí en ella la interlocutora que siempre había soñado: mordaz, con un humor negro impresionante, y una inteligencia tan femenina que siempre me mostraba cosas que escapaban a mi juicio.

En este punto ya la atracción era imposible de disimular… empezamos a compartir cosas de nuestra propia creación, páginas de nuestros diarios, poemas, versos, cuentos, nuevos descubrimientos musicales, nos fuimos inspirando mutuamente… el uno al otro. Un buen día, era tanta la fuerza que emanaba, que empezamos a besarnos, a acariciarnos… ella me recitaba de vez en cuando pequeños versos, de mí, de mi cuerpo, de mis cosas, era fabuloso, me excitaba tremendamente su forma de hablar, lo que decía, cómo de cada cosa sacaba un verso, un comentario demasiado inteligente. Yo por mi parte, empezaba a hacer cosas con su cuerpo, a imaginar historias sobre cada una de sus partes, guerras, fantasmas, espacios y naturalezas, paisajes llenos de profundidades y de montañas. Era estimulante cómo nuestros encuentros no sólo eran físicos, sino mentales, era un juego de metáforas, de caricias, de movimientos, de pensamiento, fue con ella que aprendí a amar con la mente, más allá del cuerpo, usándolo como una especie de texto que se interpreta con cada movimiento.

Empecé a quedarme en su casa... dormiamos juntos. Y a veces yo la sorprendía hablándome mientras ella pensaba que yo dormía. Me susurraba cositas hermosas, suspiraba… era impresionante la fuerza que emanaba de nuestra relación, los mil estímulos excitantes que brotaban de ella y de mí, su nivel alto empezó a elevarme, a levantarme del suelo, a humanizarme…

Esa fue la parte hermosa de nuestra relación, un buen día, ella me dijo que su sueño era viajar a Francia a hacer un posgrado, de ahí en adelante la relación se volvió tan autodestructiva, que no vale la pena contar la debacle de ese sueño. Cuando miro atrás y la recuerdo, busco quedarme con lo que me enseño, con lo que me hizo crecer, con las cosas que cambiaron mi manera de ver el mundo, la vida y a mí mismo. Se que yo también fui importante para ella, no obstante aún me embarga una tristecita el pensar que en medio de su búsqueda de un lugar dónde encontrarse yo sólo fui una islita para la chica poeta.

jueves, junio 23, 2005

Nostalgia De Lo Que Soy

Esta semana me siento vacío. Hace ratico no me sentía así, se han ido acumulando cansancios, nostalgias y decepciones... Siento que falta algo, muchos algos, muchas cosas. Siento que mi vida no es lo que debería ser. Siento extrañeza conmigo mismo, con mis cosas. Estoy cansándome de mí, de mi rutina, de hacer las mismas cosas, de ver que ciertas cosas no me impactan como deberían, que a veces me falta asombrarme más, que lo que antes atraía mis sentidos ya no lo hace. Es como una especie de sopor, de humor pesado, una atmósfera, un halo de insatisfacción que me rodea. Me invade una melancolía, un relativismo, una sensación de "no me importa" que invade todas las dimensiones de mi vida, una duda, una búsqueda frenética de certezas... estoy necesitando un piso firme, un horizonte, busco el sentido de lo que vivo, y quizá me afano mucho porque aún me falta demasiado...

Busco, necesito, anhelo, pretendo, tiendo hacia algo que no se... o sí se, pero no se cómo realmente sea. Busco encontrarme a mí mismo... conocerme más, siento que estoy cansado de mí mismo, de la frialdad que inunda mis sentimientos. Necesito volver a sentir por alguien, no sólo compañía, sino algo especial, eso que sólo se siente con un enamoramiento profundo, "ese algo" que se da cuando una relación empieza a fluir, y se mueve entre lo intangible, lo misterioso y lo hermoso, lo oculto del secreto que se sospecha, pero se retiene hasta que un acercamiento, lo más cercano y especial, hace que ese secreto salga en beso, en confesión tímida y en satisfacción ante la sensación de correspondencia.

Hay algo que me falta, siento una honda profundidad en mí que me ahoga, me asfixia. Recuerdos tiempos mejores, y una nostalgia me invade. Deseo tiempos mejores y un anhelo me inunda. Trato de hacer las cosas bien, y espero cosechar más adelante. Se lo que debe venir vendrá... y espero... y vivo mi vida lo mejor que puedo... y trato de dejar mis miedos, mis temores a que nada cambie, a que todo siga igual, busco una pasión, un arrebatamiento.... y me sigo diciendo que esto es una etapa, es una fase de mi vida, que tengo que vivirla, no siempre todo es tan completo, no siempre todo sale como uno quiere.

I just wanna feel real love,
Feel the home that I live in.
’cause I got too much life,
Running through my veins, going to waste

martes, junio 21, 2005

Centenario de Sartre: Náusea, Existencia y Compromiso

"El hombre nace libre, responsable y sin excusas"

Hoy 21 de junio el filósofo francés Jean Paul Sartre cumpliría 100 años. En lo personal ha sido muy grande la influencia recibida por este autor, y el propósito de este post es revivir para ustedes algunos de sus pensamientos más seductores, de una manera sencilla. En el libro La Fuerza de la verdad la compañera de Sartre, Simone De Beauvoir recuerda: “sin duda, no se había propuesto llevar una existencia de hombre de estudio; detestaba las rutinas y las jerarquías, las carreras, los hogares, los derechos y los deberes, todo lo que hay de serio en la vida […] Sartre sostenía que, cuando se tiene algo que decir, todo derroche es criminal. La obra de arte, la obra literaria, era para él un fin absoluto; llevaba en sí misma la razón propia de ser, la de su creador y, quizás, […] también la de todo el universo”. Sartre era un escritor apasionado, no entendía que tuviera otra cosa que hacer: sólo escribir, era su costumbre, su oficio y su pasión.

Una de las obras que leo y releo de vez en cuando en La Náusea. En ella Antoine Roquentin, su héroe, reflexiona sobre las razones de su propia existencia y la existencia del mundo que lo rodea, y llega a descubrir la experiencia de la náusea, que es el sentimiento que nos invade cuando se descubre la contingencia y lo absurdo de lo real. La existencia no es necesaria, no es necesidad, es sólo una contingencia, un accidente, existir es simplemente “estar ahí”, aparecer, dice Sartre: “Todo es gratuito, este parque, esta ciudad, yo mismo. Y cuando uno cae en la cuenta de ello, el estómago da vueltas y todo de pone a flotar… he aquí la náusea”. Sin embargo en esta existencia, en esta “condena” a existir se da la libertad, estamos condenados a existir y a ser libres, “no somos libres de dejar de ser libres”, el límite de la libertad es la libertad misma. Éste último punto siempre se me ha hecho brillante, pues me recuerda que no estamos determinados, que somos fruto de nuestra propia libertad.

El ser arrojados a vivir nos hace responsables de todo lo que hacemos, y el proyecto fundamental que emprendemos es el de nuestra propia vida. Así como la libertad es absoluta, la responsabilidad es total. Nadie tiene excusas para evadir la responsabilidad con su propia existencia, si se fracasa es porque se ha elegido fracasar. Es posible cambiar en cualquier momento nuestra opción fundamental, nuestros propósitos. En medio de todo esto es el hombre quien pone los valores, estos no existen por sí mismos, sino apropósito del hombre, no han sido puestos por los dioses. El hombre es también un legislador, la humanidad no escapa a su responsabilidad total, esta experiencia de compromiso y responsabilidad produce angustia, sí esa misma angustia que sentimos todos a medida que vamos creciendo, que vamos haciendonos autónomos y despegándonos de la dulce vida, cuando elegimos algo, incluso cuando se elige no elegir. Es esa misma angustia que sentimos cuando de nosotros depende algo, que influenciará a otros, padres, amigos, parejas, etc. Y algo hermoso en este punto: esta angustia no impide la acción, es parte misma de la acción, no es paralizante, “solo hay realidad en la acción”.

El hombre es un “ser para el otro”, es la relación con el otro, con los otros, la que me define, y esta relación es siempre conflictiva, siempre permanece en la tensión, de tal manera que Sartre llegará a afirmar que “no hay necesidad de fuego, el infierno son los otros”. Por eso la soledad, la angustia, la desvinculación son estados que se presentan en el hombre ante la relación conflictiva con el otro.

La vida social es compromiso y activismo sobre nuestra realidad. Sartre fue un activista concebido en muchas causas, a favor de la libertad, la ciudadanía, la paz, y en estos compromisos descubría su propia libertad, y su propia responsabilidad con los otros, y sobre todo consigo mismo. Una manera de apreciar cómo la filosofía, la literatura, el arte no es una actividad de escritorios, de solitarios cuartos de intelectuales, de salones llenos de sabios, sino es una actividad que se juega en la calle, en la protesta, en la marcha, en la pancarta y el grafitti, en una proclama por lo que cada uno reconoce como su compromiso, como su aporte a ese “ser con otros”.

¡Viva Sartre, Viva Nuestra Afirmación de la Existencia!

domingo, junio 19, 2005

Amar Te Duele

Qué hacer con estos amores que duelen? Qué decirle al tiempo que se nos pasa en soledad? Qué decirle a nuestro corazón que lleva años amando y queriendo cuando algo se acaba? Qué decirle a nuestros libros de geografía cuando las distancias son tan malvadas? Qué escribir en nuestros cuadernos, diarios, blogs y demás cuando esa persona que nos inspira no puede, o se va, o ya no quiere, o ya no ama, o NO un millón de otras cosas? Qué hacer cuando la persona que ama está a miles de kilómetros, o cuando está tan cerca que es dificil arriesgarse a perder una amistad? Qué hacer cuando queremos a alguien por un día, sólo un día, y ya no queremos querer más (así insistan)? ¿Qué hacer cuando hace rato no amamos, ni queremos? ¿Qué hacer cuando amamos una locura imposible? Qué hacer cuando se piden mil explicaciones, cuando se intenta pensar por qué duele tanto? Qué hacer cuando lo único que cabe hacer es esperar? ¿Qué hacer cuando amar duele?

Te quiero de aqui a Marte...
amarte duele tanto que no se que hacer,
si veo en el aparador tocarte y quererte...
amarte duele.

Te quiero de aqui a Marte...
aunque la gente siga nuestros pasos yo,
te pido que no mires el reloj
y quedate aunque me duele.

Y amarte duele...
quiero llevarte a Marte y quererte...
si el mundo no conspira no se puede el amor...
quiero llevarte a Marte y quererte.

Escuchando una y otra vez: Amar te duele - Natalia Lafourcade.

jueves, junio 16, 2005

La Señora y El

El la conoció en el trabajo, era un muchacho, en su primera experiencia laboral, arrollador, con ganas de devorar el mundo, con ímpetus de vida que bramaban por su ser, era inteligente, culto, interesante, y con halo de inocencia e inexperiencia especial. Ella, la Señora, una mujer íntegra, de unos 47 años, El jamás supo su edad exacta, jamás se atrevió a preguntársela. Ella casada, con un hombre a quién le regalo su primer beso, su virginidad, el primer y único amor. Su esposo, hombre gordo y descuidado, con una prominente papada que rellenaba su rostro y hacía imperceptible su cuello. Era un hombrecillo indiferente, seco, malvadamente corriente.

Él miraba a la Señora con una increíble curiosidad. Miraba a sus dulces ojos maduros, sabios, hechos de un material que solo la espera infinita da. Unos ojos que no tenían el brillo suficiente que caracteriza a las mujeres felices, plenas, satisfechas, amadas y que aman. El la miraba y contemplaba su cuerpo protegido con sacos, con faldas largas, vestidos prudentes y tímidos, que escondían una figura que a la vista era atractiva, una mujer bien constituida, cabello a los hombros castaño tinturado, para esconder las canas que delatarán más su edad.

Ella lo miraba. Admiraba su inteligencia. Imaginaba teniendo 20 años menos y conociéndolo. Estando con él. Su inocencia y juventud lograban excitarla un poco, aunque no lo reconocía por una culpa religiosa que invadía su mente. Largos años de deseo ahogado por un esposo insensible habían sido sublimados en la oración, en la Iglesia, en el amor a los hijos, sobre todo a su hijo mayor, un muchacho vivaz, de la misma edad que El.

Él y Ella empezaron a hablarse. Un morbo inconsciente rodeaba sus miradas. El deseaba penetrar ese montón de ropa larga y fina para saber qué escondía aquella interesante mujer. Ella deseaba contarle de su triste vida: de las mil veces que había deseado hacer el amor y se había encontrado con un inapetente esposo, con un frío amante, o con un rutinario cerdo, o de las tantas veces que deseaba una muestra de ternura. El y la Señora salían una que otra vez a tomar un cafe al lado del su sitio de trabjo, con el pretexto de la mutua admiración profesional, con el cariño disimulado de una madre hacia su hijo, de una maestra con su joven aprendiz. Ella le contó sus infelicidades, sus tristezas profundas con aquel único hombre que la hizo madurar demasiado rápido, que no le permitió vivir más, conocer más hombres, que hizo que su juventud pasará con la velocidad de un rayo que toca la tierra y jamás vuelve al mismo sitio. Ella le contó que 25 años atrás pensó hallar al amor de su vida, cómo creyó tenerlo todo, cómo se ilusionó con un hombre que prometió y no tardó en incumplir, de cómo el matrimonio es "tragarse muchos dolores" y aplazar una y otra vez esa esperanza de ser feliz, de cómo la rutina es como un sopor que inunda el cuerpo y lo hace envejecer, día tras día, imperdonablemente. Le contó de su mayor culpa: no haber vivido más.

El y la Señora salieron cierto día. Después del trabajo, al mismo cafe. Hablaron largamente. Él sintió como aquella mujer se hacía más y más hermosa, como si sus años y su experiencia fueran un manantial que El quería disfrutar. La Señora lo vio a El deseable, admiraba su ternura, sus apuntes de humor negro, negrísimo, deseó beber de su juventud, embriagarse de ella, retroceder el reloj y hacer algo que dejó de hacer hace 25 años, borrar las tiernas arrugas de su cara con aquel muchacho loco e inteligente. Se besaron, una mezcla de culpa y deseo estaban el ella. Una mezcla de deseo y admiración estaban en él. Se besaron apasionadamente, y sin pensarlo dos veces El se lanzó y la invitó a un hotel cercano.

El y Ella se comieron a besos. El y Ella se desnudaron. Ella sentía un poco de vergüenza por su cuerpo, pero nada que El no pudiera solucionar con besos y perversos mordiscos en sus zonas imperfectas. El fue demasiado tierno. Ella sólo recibía, necesitaba sus besos y sus caricias suaves, inteligentes, divertidas que empezaban a colmar tantos años de indiferencia. Ella se sintió hermosa. El admiró el cuerpo de la Señora, decadente y hermoso, más hermoso cada vez, tomaba vida cuando El lo recorría. Ese cuerpo necesitado de juventud fluía, respondía, emanaba, resucitaba con cada movimiento del aquella noche de sexo. El la sintió despertar, con furia, con deseo, con rabia. El la sintió complacerse, vivir, creer de nuevo. La Señora lo sintió, tan joven, lo quiso todo con El, no quería desaprovechar nada, era un momento único, de atraparlo todo, de no desechar nada, de darse el lujo de ser salvaje, de ser indecente, de tomar lo que no había recibido antes. El y Ella se hicieron el amor, una perfecta coreografía de un tango visceralmente sexual. El se desquició con aquella Yocasta, sentía la más exquisita complacencia en imaginar que podría ser su hijo. Ella disfrutó como nunca de su niño Edipo, sentía ese fuego por dentro al pensar que El tenía la misma edad que su hijo. A la Señora no le importó nada, no le importó saber que confesaría este pecado, que rezaría pidiendo perdón, sólo acaparó ese instante. Ella lo atrapó a El con una fuerza condenada, no quería dejarlo salir de sí. El penetró los años de Ella, los hizo suyos, los poseyó salvajemente, le excitaba verla tan joven, tan dispuesta, tan liberada. Sí era esa misma Señora bien puesta de vestidos tímidos, esa Señora estaba en él gimiendo del más puro placer, ardiendo de juventud, atrapando vida, más vida, la dulce vida, empezando a acompañar su terrible soledad por una lujuria complaciente. Fue una larga noche...

Se despidieron. Se volverían a ver. Ella con una extraordinaria mirada brillante, con vida, con una luz que no tenía antes, ya había comenzado a ser pícara. Mientras tanto El deseaba otra noche… aún sabiendo que probablemente terminaría por sacarse los ojos.

-----------------
Pintura por John Singer Sargen "Agnes"

domingo, junio 12, 2005

Tensión de Opuestos

Ante la pregunta: ¿Cómo estás? En ocasiones respondo: “Más o menos”. Lo que más me saca de mis casillas, y altera mi genio, es la reacción ante mi respuesta: “¿Pero más o menos bien, o más o menos mal?”. No se por qué las personas insisten en obtener una respuesta absoluta. Otros reaccionan diciendo: “Pero más o menos es un caucho, dime, ¿cómo estas, estás bien o estás mal?”. Cuando oigo cosas semejantes repito en un tono más alto: “estoy más o menos”.

No entiendo por qué las personas no reconocen que el más o menos en mi respuesta indica que estoy en tensión. Que mi estado de bienestar se encuentra en algunas cosas bien, mientras que en otros aspectos no está tan bien. Las personas solemos creer en absolutos: “Estoy bien”. “Estoy mal”. Sin embargo, no creo que este sea un estado verdadero, nuestros ánimos no son absolutos, son dialécticos, se hallan en tensión entre algo que queremos y deseamos y algo que efectivamente tenemos.

La vida es constante tensión de opuestos. Hay sol y luna, pero puedo decir, que en ocasiones he visto la luna en mañanas o atardeceres muy soleados, y viceversa, he visto el sol aún cuando es posible distinguir la luna. Todos somos una combinación de luz y tinieblas, de aspectos que tenemos totalmente claros y transparentes para nosotros mismos, y elementos oscuros, incertidumbres, tristezas, asuntos sin explicar de nuestra propia personalidad. Sin embargo la mente de algunos sólo piensa en términos absolutos, y creo que esto es típico de la mentalidad occidental, donde las religiones y la política nos hablan de buenos y malos, puntos correctos e incorrectos, morales buenas y morales malas. No existe un campo para reconocer que somos seres CONTRADICTORIOS, personas COMPLEJAS. Perdónenme, pero decir que “estoy bien” o “estoy mal”, es ser demasiado simplista.

La filosofía oriental que más admiro, el TAO, considera que la vida es dinámica, con corrientes cambiantes que implican un Ying y un Yang, polaridades que se hallan en toda la naturaleza. El Tao considera que un extremo complementa al otro, el equilibro dinámico es el que permite la armonía. Este concepto está muy cercano a la filosofía hegeliana, definida como Tesis, Antítesis u opuesto y Síntesis, donde un concepto (tesis) genera su opuesto (antítesis) y la interacción entre ambos produce un nuevo concepto. Dice el Tao Te Ching:

El tao es el Uno,
Del Uno proceden ying y yang;
De estos dos, la energía creativa;
De la energía diez mil cosas,
Las formas de toda la creación.
Toda la vida corporiza el yin
Y acepta el yang,
Logrando la armonía
Mediante su unión.

Tao 42.

Y también nos muestra claramente la tensión entre opuestos, que conduce a un equilibrio, no estático o permanente, sino dinámico, movible, cambiante:

Tener y no tener se producen uno al otro.
Lo difícil y lo fácil se equilibran mutuamente.
Lo largo y lo corto se completan mutuamente.
Lo alto y lo bajo se atienen uno al otro.
El comienzo y el fin se siguen mutuamente.
Tao 2

Así que es prudente aceptarnos como personas contradictorias, como seres que están en tensión, ubicados en medio de una línea que tiene extremos opuestos. Esa es la vida, movernos dentro de este espacio y encontrar nuestro lugar. Entendernos como constituidos de complejidades y opuestos hace que nos acerquemos a un mejor concepto de lo que somos nosotros mismos, y que aceptemos diversos elementos, diferentes y opuestos, en nuestra vida.

Esperando ansiosamente: Batman Begins

jueves, junio 09, 2005

Mi Planeta

Este post es una versión extendida de un comment que he colocado en el post "Confesiones de un Astronauta" de Alondra de Dupont.

En mi planeta cada rato hay paisajes, largos atardeceres, largos amaneceres, hay una biblioteca inmensa, toda llenita de libros que son mis amigos, y con ellos charlo como loco de mí, del mundo y de los demás planetas. También hay muchas plantitas, las cuales riego con pasión, todos los días a la misma hora, les digo "buenos días plantitas", las muy tímidas nunca responden, solo se rien de cosquillas cuando les cae agua. También existen unos árboles muy especiales, su fruto es el que me da alimento, y cuando florecen, en determinados momentos no tienen flores sino que en sus hojas suena una música especial, de coros e instrumentos sublimes. Son los mejores días en mi planeta, me siento al frente de mi casa y me dejo arrullar por sus suaves melodías, esperando que alguna visita de otro planeta llegue a completar mi alegría.

Una que otra vez, alguna niña linda ha visitado mi planeta, y ha quedado encantada con como tengo de ordenaditas mis cositas, y a las muy traviesas les da por desordenarmelas, a veces le roban hojitas a mis plantitas y rayan mis libritos... Ahhh! Son niñas de lo más de cansonas a fin de cuentas. Me ha costado trabajo volver a dejar mi planeta en orden y arreglado luego de estas invasiones.

Tengo una navecita, que llamo "la conquistadora galactica", la construí con ayuda de mis amigos de la biblioteca. Casi no me funciona para volar, uno de mis amigos-libro me ha dicho que es porque soy un poco tímido. Yo que se!!! A veces mis amigos se la dan de sabiondos… He viajado años luz a otros planetas, visité primero los más cercanos, y eran todos con lunas hermosas, otros tenían anillos (y uno no se podía demorar mucho allí), unos eran estériles, y no había vida en ellos, era de esos planetas que cuando llegas te da una tos espantosa... Siempre salía todito resfriado de allá. Otros eran super calurosos, y me tocaba quitarme la ropa para poder vivir en ellos. Otros eran todos misteriosos, de para abajo, desordenados, con plantas extrañas y cielos de diferentes colores al mio …y yo llegaba a ellos con esa manía que tengo de organizarlo todo, y los ponía todos bonitos, pero llegaba en el momento menos pensado, un terremoto o un huracan y dañaba mi trabajo...

En mi planeta solo hay dos estaciones, cuando hay sol y se llama "estación del amor" y es de día siempre, y otra cuando hay luna, se llama "estación de la soledad", y es siempre de noche. Le hice una autopista a mi planeta, esta toda rodeada de mis plantitas, y es para recibir las niñas lindas que vienen de otros planetas. Otras veces salgo a visitar, y buscar qué hay por allí, busco una niña linda que le guste regar plantas, a la que le caigan bien mis amigos, y que se divierta con las tonterías que pasan en mi planeta... Pero la niña del planeta que más me conquistaría sería la que me ayudara a escribir mi propio libro, que me ayudara a sembrar más plantitas, y que se quedara conmigo en mi planeta, o me llevara al suyo, eso es lo de menos, al fin de cuentas, los viajes intergalácticos a la velocidad de la luz nunca permitirían que dejara mi planeta.
¿Cómo es tu planeta?

martes, junio 07, 2005

Mujeres Espinadas

Hay mujeres a las que es mejor no arrimarse...
Están todas llenitas de espinas, bien puntiagudas y afiladas...
tienen poderosas y pesadas cadenas hechas de compromisos.
Y arrastran gruesos grilletes de mañas, moralismos y pendejaditas.

Si te acercas seguramente saldrás muy mal herido.
Andan tan armadas, protegidas y comprometidas,
que ellas mismas se hieren y ni se dan cuenta...
Y lo peor es que ellas se mueren por arrimarse...
pero si lo hacen se espinan, se rasguñan y se cortan a sí mismas
Bah!!! Me dan cierto escozor estas mujeres espinadas...

Alvaro sale en puntita de pies.
Calladito y sin hacer casi ruido.

domingo, junio 05, 2005

Déjate Caer

Estos días he comprobado algo: de vez en cuando es bueno dejarse caer. Hacer cosas a las que uno no está acostumbrado, no pensar tanto y más bien sentir, así se sienta (o mejor, se presienta) que después se pensará y llegarán los arrepentimientos. En estos días intento atrapar instantes, momentos especiales, no importa mucho el golpe de la caida. Estoy experimentando, explorando cosas que en otros tiempos mi psicorigidez no permitía... Estoy dejando ser... dejando pasar... sintiendo el momento... sintiendo mucho... viendo las cosas de manera diferente... escuchando más mi cuerpo y mi sensibilidad... creyendo en que todo es posible, que las barreras sólo están en mi mente, y que ciertas personas también estan empezando a dejarse caer... Lo mejor de todo esto es que parece que la cosa está dando resultado.

Déjate caer
Déjate caer
La Tierra es al revés
La sangre es amarilla
Déjate caer

El viento ya no sopla
La boca bien cerrada
Amárrate los pies
Piensa en tu madre

Y déjate caer

Mira al Cielo ceder
Y a la Tierra después
Vuelve a creer
La sangre es amarilla
Déjate caer


Las olas ya no mojan
La ira de las rocas
Amárrame otra vez
Un beso a mi madre
y déjame caer


Consuélame otra vez
Porque no pienso volver
El suelo tiene sed
La vida es imprecisa
Déjate caer

Las horas no demoran
A mi alma desertora
Explícalo muy bien
Se abre la tierra

El suelo
está a mis pies

Escuchando: Dejate caer - Los Tres

jueves, junio 02, 2005

Las Puertas Entreabiertas

Cuántas veces dejamos relaciones sin cerrar, cuántas veces he dejado las puertas entre abiertas a ver que pasa. En muchos momentos tememos dejar las cosas radicalmente selladas, se tiene miedo a que qué tal la cosa pudiera haber cambiado, a que nunca se sabe...

Eso de las puertas entreabiertas aplica a las relaciones afectivas, cómo son de difíciles de cerrar. Aunque se tenga la idea y pruebas evidentes que la otra o el otro son unos criminales de guerra, comparables sólo con Henrich Himmler o Jack el destripador, aún se deja la puerta abierta, entre abierta, para ser más exactos. Aún se cree en la redención de los malos, de los villanos y villanas del corazón, de esos saqueadores de sentimientos y de almas.

Si, los niños malos y las niñas malas tienen un influjo poderoso sobre todos. Y es que considero que enamorarse o sentirse atraido por alguien así consiste en que hallamos una némesis, un opuesto que se ama. El ser humano siempre esta en conflicto, es más lo busca instintivamente, busca su enemigo, al otro diferente. Por esto estamos en busqueda de enemigos, y cuando no los encontramos nos enemistamos con nosotros mismos, y empezamos a autodestruirnos. Con el amor pasa igual: hallamos una némesis en el otro, y lo peor es que comenzamos a amar y a enamorarnos de esa némesis, de ese malo y esa mala, de esos que sabemos de antemano que nos harán daño, que no buscan nuestro bien, que sólo se aman a sí mismos, que son eternos perversos y pervertidores de sentimientos. Y nuestra psiquis maneja la fantasía (que no puede ser más ilusoria) de que en él o en ella hay algo bueno (sí, como en Star Wars), de que es posible que cambie, que no puede ser tan malo todo, y esto nos da vueltas, vueltas en la cabeza hasta que sucumbimos, conscientemente a demostrarle a la vida que con nosotros esa persona cambia, que lo único que le faltaba a ese malo y a esa mala era encontrarse con uno de nosotros para mejorar. Mentira, caminamos alegremente hacia el campo de concentración de los amores disparejos.

Luego de las heridas, los "no te quiero volver a ver", los "te bloquearé del messenger" y cosas así, viene lo peor: la esperanza de arrepentimiento, de redención, salvación y restauración, cuando nos culpabilizamos y decimos "será que he malinterpretado las cosas, será que no entendí su complejidad, ¿Será que yo me equivoqué y no el o ella?". Jugadas sucias de nuestra mente! Allí es cuando el mecanismo psíquico juega la peor de sus artimañas, y nos mantiene en una espera, que nos quita el derecho a cerrar, a mandar para el carajo, a quitar el saludo, a cerrar la puerta y no sólo a dejarla entreabiertica para "ver que pasa".

Estamos en el derecho de cerrar puertas, de poner puntos finales, de alejarse sin explicaciones, es un derecho, que casi nunca se reconoce, por esa decencia que tantos muertos y heridos ha dejado en esa eterna batalla del amor y los afectos. Aquel o aquella que nos han herido, lastimado o decepcionado, pierden todo derecho sobre nosotros, y sobre todo, pierden el derecho a juzgarnos, es más puede pensar lo que quiera, su poder termina en el momento en que hiere, que miente, allí ya no existe más su tiranía, podemos cerrar, sin temor al qué dirá, eso ya no debe importar.

Estamos en nuestro derecho de dar portazos en la cara a los que se lo merecen, porque si algo es cierto, es que en estas batallas, los buenos, los que creen en la conversión, y esas cosas, tienen las de perder. Y todo esto porque cuando llegan esos villanos y villanas, tiranos y tiranas de corazones, se debe pensar que algo mejor llegará, que merecemos lo mejor, y que por amor propio no cae nada mal hacer un poco de justicia para que esos y esas no sigan pasando impunes haciendo lo que se les da la gana.

Y escuché esta voz que venía de TEMPLO,
Vengan heridos, mutilados y cojos
aceiten visagras y cierren puertas,
que es posible volver a creer,
que la sanación se halla en la clausura.
siempre es posible un nuevo comienzo.
Azoten a los villanos,
reprendan a los sórdidos perversos
Nuestra virtud está por encima de ellos.

Dónde Más Estoy?