domingo, febrero 19, 2006

Viva la gente vuelta mierda

Viva la gente vuelta mierda. Vivan aquellos y aquellas emocionalmente quebrados, aquellos y aquellas que andan sedientos de vengarse, esos y esas que aún no llegan a los 30 años y creen que sus vidas están acabadas.

Que vivan los vueltos mierda por infidelidades, por las propias y las ajenas. Los que las esconden y los que las buscan. Los que presienten que el destino les devolverá sus porquerías, los que temen el día del ajuste de cuentas. Vivan los que están paranoicos con la mano invisible que los torture.

Vivan aquellos que ya no creen en la felicidad, los que sistemáticamente se cagan en otros, por la sencilla razón de que están vueltos una mierda. Vivan especialmente aquellos que están tan vueltos mierda, que creen que están bien, y se regodean en su aparente sanidad. Vivan los y las que dicen: "es que no eres tu, es que soy yo". Los que dicen: “es mi culpa, lo lamento pero es que soy así”.

Vivan los que nunca dicen lo que sienten, porque no les da la gana, porque temen que otra vez los vuelvan mierda, porque están tan vueltos mierda, que ya no creen. Vivan aquellos que están dedicados a ver la mierda en el ojo ajeno para excusarse en su paralisis.

Vivan aquellos que siguen amando a sus verdugos, sí, a esos que las y los volvieron mierda, les viven eternamente en deuda, y evitan limpiarse de su mierda, les encanta su propio olor, mientras adoran a sus devoradores. Vivan los vueltos mierda, y también los que los volvieron mierda. Vivan los que están vueltos mierda porque se metieron en algo a sabiendas de que iban a salir vueltos mierda. Larga vida a todos nosotros, que nos revolcamos felices en nuestra muy deliciosa mierdita.

domingo, febrero 05, 2006

Adora y confia

Estos días, por cosas mías no he estado muy bien, me he sentido triste y apagado. Además muy solo, a pesar de estar acompañado. En estos vacios, y momentos un poco depresivos, me ha llegado por mail un mensaje muy especial, es un escrito de Teilhard de Chardin, me ha levantado un poco el ánimo y he estado leyéndolo mucho. Se da uno cuenta que a veces uno se toma demasiado en serio la vida, que la alegría está en las cosas sencillas, que uno olvida lo fundamental por volverse esclavo del trabajo, que ni la vida de uno ni la alegría deben ponerse por debajo en el orden de prioridades. Ciertamente uno se amarga, y se entristece, y vive la vida como un autómata, poco tiempo hay hoy en día para cultivar el espíritu, para reflexionar, para dibujar un proyecto de vida... Todas estas cosas me ponen un poco mal, en medio del ritmo frenético de la vida adulta a veces se olvida uno que detrás de los trabajos, proyectos, productos, compañeros hay seres humanos. ¿Cómo recuperar la humanidad? ¿Cómo recordar que detrás de todo está un ser humano la mayoría de veces frágil y vulnerable? Para los que creen en algo superior, quizá este escrito les interese.

No te inquietes por las dificultades de la vida
por sus altibajos, por sus decepciones,
por su porvenir, más o menos sombrío.
Quiere lo que Dios quiere.
Ofrécele en medio de inquietudes y dificultades
el sacrificio de tu alma sencilla que, pese a todo,
acepta los designios de su Providencia.
Poco importa que te consideres frustrado,
si Dios te considera plenamente realizado, a su gusto.
Piérdete confiado ciegamente en ese Dios que te quiere para sí,
y que llegará hasta tí, aunque jamás le veas.
Piensa que estás en sus manos,
tanto más fuertemente asido,
cuanto más decaído y triste te encuentres.
Vive feliz. Te lo suplico.
Vive en paz. Que nada te altere.
Que nada sea capaz de arrebatarte tu paz.
Ni la fatiga psíquica.
Ni tus faltas morales.
Haz que brote y conserva siempre sobre tu rostro
una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor
continuamente te dirige.
Y en el fondo de tu alma coloca, antes que nada,
como fuente de energía y criterio de verdad,
todo aquello que te llene de la paz de Dios.
Recuerda: cuanto te deprima e inquiete es falso.
Te lo aseguro en nombre de las leyes de la vida
y de las promesas de Dios.
Por eso, cuanto te sientas apesadumbrado, y triste,
adora y confía.

Dónde Más Estoy?